A pesar de que la historia ha evolucionado, y en 2018 reconocieron “La Graciosa” como la octava isla canaria, ellos decidieron mantener el nombre, ya que consideran que el número 8 les representa. “Durante la guerra civil, muchos canarios emigraron a Venezuela en busca de trabajo; ahora la situación se repite a la inversa”, afirma Samanta. En este caso, ya no solo a nivel afectivo, sino por el lazo histórico que une a estas dos culturas.
Ocho, octava
Tanto es así que este dígito tiene todo el protagonismo en la composición del logo. “Teníamos claro que un número siempre es mucho más fácil de recordar, por eso queríamos que fuera grande y estuviera en el centro”, afirma Samanta.
El resto de detalles tampoco fueron fruto de la improvisación. La pareja quería que el logo fuera redondo para dibujar en la mente de los consumidores una puesta de sol. Asimismo, de la semiesfera que recubre el número 8 y las palmeras, nacen tres olas de mar en movimiento, que son también los tres colores que tienen tanto la bandera de Venezuela como la de Canarias.